Descubriendo Códigos de la CIE-10 ES
Todos los que utilizamos la Clasificación Internacional de las Enfermedades 10 ES, (en adelante CIE 10 ES), tenemos presente que es una traducción de la versión norteamericana. Es por tanto, que a veces nos encontramos con algunos códigos que nos pueden resultar curiosos, bien por el literal que nos aparece, bien porque dicha condición en nuestro país sea inusual encontrarla, o bien por que sea un código que se preste a interpretaciones diversas algunas de ellas tan inverosímiles que resulta chocante que tengan cabida en la clasificación que nos ocupa.
Hoy estamos aquí para tratar de ir, capítulo por capítulo, desgranando esos códigos que nos han parecido curiosos, por alguna de las cuestiones expuestas anteriormente. Por llevar algún orden lógico, lo vamos a hacer por capítulos, como siempre que sometemos la CIE 10 a estos escrutinios.
En el capítulo 1: Enfermedades infecciosas y parasitarias, nos encontramos la categoría A24.0 Muermo, que más allá de señalar un profundo aburrimiento, se trata de una enfermedad producida por la bacteria Burkholdeia Mallei, una enfermedad contagiosa fatal de los équidos, con potencial zoonótico. Seguramente, se nos quitó “el muermo” en el momento que leímos que “puede potencialmente fatal”.
Igual de silenciosamente que al muermo, nos lleva la CIE 10 a la Shigelosis A03 , que es una enfermedad producida por una bacteria en forma de bacilo (Shigella), piano piano, en la misma línea, llegamos a la A66 Pian, que es una enfermedad crónica que afecta a la piel de los niños
La categoría A66.5 Gangosa no hace referencia a una persona cuya voz hace resonancia nasal sino que se refiere a una rinofaringitis mutilante.
En otra línea de códigos que puedan resultar curiosos dentro de este primer capítulo, tenemos la A92.0 Enfermedad de Chikungunya, y la Fiebre de Onyong- Nyong, A92.1, que aunque parezca la onomatopeya del sonido de un conocido animal, es también un virus.
Seguramente en este capítulo de Enfermedades infecciosas y parasitarias podríamos explicar muchos más códigos que nos pudieran resultar anecdóticos por los nombres de los microorganismos que las provoca, pero no dejan de ser eso, diferentes microorganismos.
El capítulo 2: Neoplasias no se ha prestado a colaborar en nuestro artículo y después de haberlo revisado entero no hemos encontrado ningún código curioso, nada más allá de varias localizaciones que no sean muy comunes como la valécula o algún homónimo como el timo, pero bien sabemos que no se refiere a una estafa.
Capítulo 3: Enfermedades de la sangre y de los órganos hematopoyéticos y ciertos trastornos que afectan al mecanismo inmunológico, aquí tenemos el código D72.825 Bandemia, que aunque su nombre suena mucho a la situación mundial por la que nos encontramos pasando desde principios del año 2020, no tiene nada que ver con este ambiente epidemiológico, sino más bien, con un aumento de las bandas (neutrófilos inmaduros) por el límite superior de lo normal.
Existe una enfermedad recogida en el capítulo 4 de enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas, más concretamente en la sección de otras carencias nutricionales (E50- E64) que aunque su nombre nos pueda recordar a cierta población autóctona del norte de África se trata de una carencia de vitamina del grupo B1, es el Beriberi y se codifica en la categoría E51.
En los capítulo 5 de Trastornos Mentales, del Comportamiento y del Desarrollo Neurológico, encontramos varios códigos que nos llaman la atención por su literal y querríamos destacar en nuestra singular enumeración de códigos.
El primero de ellos es el F40.232 Miedo a cuidados médicos, algo que desafortunadamente encontramos más veces de las que deseamos. En este mismo capítulo encontramos en código F65.81 Froteurismo, con una denominación tan gráfica que fácilmente deja adivinar el trastorno del que se trata, es una forma de excitación sexual a través del frotamiento de los órganos genitales contra el cuerpo de otra persona, sin que ésta preste consentimiento.
Igualmente gráfico en su denominación, aunque enormemente dramático nos resulta el G83.5 del capítulo 6 El Estado de locked-in o síndrome de enclaustramiento, en el que el “encierro” del paciente se produce en su propio cuerpo, ya que provoca una parálisis de todos los músculos voluntario, excepto ojos y párpados.
Nos hemos trasladado al capítulo 9, ya que sigue habiendo capítulos, cuya cooperación no hemos logrado conseguir en esta ocasión, aquí tenemos entre las Enfermedades del Aparato Circulatorio, la enfermedad de Moyamoya, I67.5 que pese a que este literal pudiera resultar algo cómico, se trata de una obstrucción o estrechez de las arterias carótidas.
Entre las enfermedades que nos resultan curiosas, encontramos la Cannabiosis en el código J66.2, es la enfermedad de los recolectores de cáñamo y la provoca la inhalación del polvo de esta sustancia. Esta enfermedad afecta a los pulmones y por tanto se encuentra clasificada en el capítulo 10 de enfermedades del Aparato Respiratorio. En la enfermedad recogida en el código J67.1 Bagazosis, aunque nos recuerde a la vagancia, se trata de una neumonitis por hipersensibilidad al bagazo o polvo de caña de azúcar cuando está seco.
En el capítulo 11 de Enfermedades del Aparato Digestivo encontramos el código K92.1 Melena, que evidentemente no tiene nada que ver con el cabello, es como ya sabemos, la expulsión de heces negras y alquitranosas, que puede ser signo de problemas del estómago o intestinales.
Poca broma con la enfermedad clasificada en el código L75.0 Bromhidrosis, que se trata de desprender un mal olor corporal, asociado a la hipersudoración. Se encuentra en el capítulo 12 de enfermedades de la Piel y el Tejido Subcutáneo. Seguidamente, nos encontramos recogida otra enfermedad curiosa recogida en el código L75.1 Cromhidrosis, que es la expulsión de sudoración de color rojizo.
La oreja en coliflor recogida en el código M95.1, (con un quinto carácter para identificar la lateralidad), identifica una malformación en el pabellón auricular que podríamos pensar que se trata de una condición congénita, pero no, se produce al sufrir un traumatismo en la misma cuando se ve afectada por un trombo o alguna acumulación de líquido bajo el pericondrio. Lo podemos encontrar en el capítulo 13 de Enfermedades del aparato musculoesquelético y del tejido conectivo.
Retomando el tema del cabello, que dejamos atrás, con la Melena (K92.1), existe un código para identificar un recién nacido con una deformidad en la cabeza provocada por la extracción con ventosa, se trata del código P12.1, Moño (por ventosa) debido a traumatismo del nacimiento.
Otra condición provocada en la cabeza durante el trabajo de parto, con un curioso literal es el Caput succedaneum, P12.81 una inflamación del cuero cabelludo provocado por la presión durante el parto con presentación cefálica.
En el capítulo 18, Signos, síntomas y resultados anormales de pruebas complementarias, no clasificados bajo otros conceptos, encontramos el código R69 Enfermedad NEOM. El motivo de incluir este código en la enumeración que nos traemos entre manos, no es otro más que su uso, ya que, en nuestra vida laboral como codificadores con CIE 10 ES, nunca hemos usado dicho código, ya que por poca información de la que dispongamos, siempre tendremos al menos un signo o síntoma para poder codificar un episodio sin tener que utilizar este código. No somos capaces de imaginar una escena, en la que pudiésemos usarlo como diagnóstico principal, que no sería lo recomendable, o secundario.
En el capítulo 19 de Lesiones Traumáticas, envenenamientos y otras consecuencias de causas externas, encontramos la categoría T71 donde se clasifican diferentes mecanismos de asfixias. Estos mecanismos no tienen nada de raro, pero en condiciones normales, si nos resultan un poco curiosos, como por ejemplo la asfixia por quedar atrapado en la ropa de cama T71.13 o en un frigorífico abandonado T71.23 , aunque somos conscientes de que cada uno duerme la siesta donde puede o donde quiere.
Esperamos y como encontramos en el capítulo 21 de factores que influyen en el estado de salud y contacto con los servicios de sanitarios, mientras estéis ojeando este artículo hayamos podido utilizar el código Z72.820 Privación del sueño; prometemos que a partir de este momento, os dejamos para que podáis recuperar el tiempo que os haya tomado su lectura.
Después de haber revisado los más de 70.000 códigos de los que consta nuestra CIE 10 ES, evidentemente existen muchísimos raros, poco usados o curiosos, estos son los que hemos seleccionado nosotros, y confiamos en que os lo hayan resultado a vosotros también. Esperamos seguir al pie del cañón desgranando esta herramienta de trabajo que tantos años después, no nos deja de sorprender.